Botafogo ha hecho historia en el Estadio Monumental de Buenos Aires al levantar la primera Copa Libertadores de su historia, tras ganar por 1-3 a Atlético Mineiro. Gregore fue expulsado en la primera jugada del partido por una entrada inexplicable, pero Luiz Henrique se echó al equipo a la espalda para marcar el primer tanto del partido y provocar el penalti del segundo. El Atlético Mineiro, cuya única Libertadores data del año 2013 -con Ronaldinho en sus filas-, tardará en olvidar esta dura derrota.
La primera parte comenzó de la forma más inesperada posible. A Gregore se le fue la pinza y dejó al Botafogo con diez a los 30 segundos de partido tras clavarle los tacos en la cabeza a Fausto Vera. Esta situación provocó que el Atlético Mineiro se hiciese dueño y señor del esférico, a pesar de la falta de ideas en la zona de ataque. Más allá de dos buenos disparos lejanos de Hulk, la verticalidad brilló por su ausencia en el equipo dirigido por Gabi Milito.
Poco a poco el Botafogo fue dando un paso al frente, dosificando sus esfuerzos para llegar frescos al final del choque. En ese momento emergió la figura de Luiz Enrique, que hizo olvidar la expulsión de su compañero. Tras una jugada con varios rebotes en el área de Atlético Mineiro, el internacional brasileño recogió el balón para poner el primero en el marcador contra todo pronóstico.
De nada servía en esos momentos el 77% de posesión del equipo de Milito, ni la experiencia de tener una Libertadores en su palmarés, ni el jugador más sobre el campo... eran los protagonistas principales de una catástrofe. Por si fuera poco, una indecisión en la defensa del Atlético Mineiro acabó con Everson cometiendo penalti sobre Luiz Henrique, que para ese momento ya era un héroe para los suyos. Telles fue el encargado de lanzar la pena máxima y aumentar la renta 2-0 para el Botafogo. Habían puesto la directa hacia la primera Libertadores de su historia.
La segunda mitad comenzó mejor para el Atlético Mineiro. Los pupilos de Gabi Milito salieron con muchas más ganas tras el paso por vestuarios, lo que afectó directamente al marcador. En la primera jugada después de la reanudación, Hulk le puso en la cabeza un regalo a Vargas, que acortó distancias para hacer creer a los suyos en la remontada.
El tanto del Atlético Mineiro hizo daño al Botafogo, que se veía con el partido bajo control. De hecho, dieron un paso hacia atrás que convirtió el duelo en un monólogo aún mayor que el de la primera parte. Esta vez, eso sí, el peligro era real. John salvó el empate de Hulk con una gran mano, y la diferencia de la primera mitad con la segunda fue que los ataques del Atlético Mineiro pasaron a tener un propósito.
Sin embargo, los minutos fueron pasando y la defensa numantina de Botafogo parecía suficiente para frenar las acometidas rivales. En una final, el tiempo es una losa para el equipo que va por debajo en el marcador, algo que vivió en sus carnes el Atlético Mineiro. Vargas tuvo el tanto del empate, al borde del final, pero falló con todo a favor. Minutos después, un error en la defensa del Botafogo le volvió a dejar solo frente a John, pero su vaselina se marchó desviada. La cara de Milito era un poema.
Finalmente, Botafogo resistió contra viento y marea, y Júnior Santos puso la puntilla a Atlético Mineiro en el descuento para levantar la primera Copa Libertadores de su historia. Además, en pocos días podrán conseguir también su segundo Brasileirão. Por su parte, el conjunto dirigido por Gabi Milito queda muy tocado después de una derrota de este calibre. Con uno más durante todo el partido, 80% de posesión, pero sin la eficacia necesaria para levantar la copa.