
La creciente del río Surutú, provocada por las intensas lluvias caídas la noche del sábado, ha generado una seria amenaza para los habitantes del distrito Santa Fe, en el municipio de San Carlos. La situación ha encendido las alarmas entre los comunarios, quienes temen por la cercanía del afluente a sus viviendas y la falta de defensivos en la zona.
Durante la madrugada del Domingo de Ramos, el caudal del río comenzó a aumentar de forma preocupante, alcanzando niveles que han comprometido la transitabilidad en la región. Entre los barrios más afectados están San Lorenzo y Divino Niño, donde el agua se encuentra a tan solo 200 metros del área urbana.
“No tenemos defensivos y el río está muy cerca de nuestras casas. Si sigue lloviendo, no sabemos qué puede pasar”, advirtió un vecino de San Lorenzo, visiblemente preocupado por la amenaza que representan las bravas aguas.
La situación también afecta al distrito Surutú, donde los residentes enfrentan serias dificultades para salir del lugar.
Comerciantes, trabajadores y productores han visto interrumpidas sus actividades debido a la imposibilidad de cruzar el río con seguridad.
“Tenemos negocio en el otro lado, pero con el río lleno no se puede cruzar. Estamos perjudicados”, relató un comunario que intentó avanzar en motocicleta, pero tuvo que regresar ante el riesgo de ser arrastrado por la corriente.
Durante la tarde del domingo, varios vehículos, entre camionetas y autos, llegaron al borde del afluente con la esperanza de cruzar, pero debieron detenerse ante la fuerza del agua.
La zona es reconocida por su producción de cítricos como naranja dulce, limón y mandarina, cuya cosecha y comercialización ahora están en suspenso.
Afortunadamente, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) pronosticó que no se registrarán lluvias durante la noche ni en la jornada del lunes, lo que genera una leve esperanza entre los comunarios de que el nivel del agua comience a descender.
Mientras tanto, los pobladores del distrito Santa Fe permanecen en estado de alerta, esperando acciones concretas para proteger sus viviendas y medios de vida ante una amenaza que, año tras año, cobra mayor fuerza.