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Funeral del Papa reúne este sábado en Roma a representantes de 146 países

Asistirán cerca de 50 jefes de Estado, entre ellos los Reyes de España, Donald Trump y Emmanuel Macron. También Ursula von der Leyen figura entre los participantes en una ceremonia multitudinaria. La capilla ardiente cierra con la asistencia de 250.000 personas en tres días.

Fieles rinden homenaje a Francisco en la basílica de San Pedro, en el Vaticano (25.04.2025)
Internacional | Agencia | 2025-04-26 02:14:00

El funeral del papa Francisco, que se celebra este sábado a las 10 de la mañana, ofrecerá una imagen insólita que no se veía en Roma desde hace un siglo, porque los últimos pontífices han sido enterrados en el Vaticano, no fuera: el paso del féretro de un papa que se despide de su ciudad ―también es obispo de Roma― y la atraviesa por última vez antes de llegar a la tumba, pasando por los Foros Imperiales y el Coliseo. El cortejo fúnebre terminará en la basílica de Santa María la Mayor, donde será sepultado, en torno a las 14.00 de la tarde, si se cumplen las previsiones.

A las 19.00 de la tarde de este viernes se ha cerrado ya la capilla ardiente, después de que 250.000 personas hayan pasado por la basílica de San Pedro a darle un último saludo. El sábado se esperan 200.000 personas o más en torno a la plaza para asistir al funeral y una muchedumbre a lo largo del recorrido del féretro por la ciudad, donde se espera en torno a un millón de visitantes. Una abrumadora respuesta de afecto al Papa, de fieles y no creyentes.

La despedida de la ciudad será muy diferente, por tanto, del funeral del último pontífice enterrado fuera del Vaticano, León XIII, en 1924, trasladado de noche, en solitario y sin séquito. Y definitivamente muy distinto del traslado de los restos de Pío IX, que se llevaron discretamente, también de noche, en una carroza tirada por cuatro caballos negros a la basílica de San Lorenzo Extramuros a los tres años de su muerte, para cumplir su deseo. Pero que fue asaltada por grupos anticlericales y el ataúd casi acaba arrojado al río.

Además del calor popular, en esta ocasión no faltará la seguridad, con enorme despliegue policial de 4.000 agentes, más otros 4.000 voluntarios, y con la ciudad paralizada, ya dominada desde el viernes por el ruido de los helicópteros, cada vez que iba llegando alguna de las delegaciones de 146 países que asisten al funeral y el paso prioritario de las caravanas de coches oficiales colapsaba aún más el caótico tráfico romano. A las 13.00, todas las personas presentes en Roma y alrededores saltaron asustadas por un fuerte pitido de su móvil, una alerta de Protección Civil, como las enviadas en caso de alarma, con un mensaje en varios idiomas para avisar de que los accesos a San Pedro se cerrarían a las 17.00.

Será un funeral monumental, al estilo de los grandes momentos que concita el Vaticano, aunque el maestro de celebraciones pontificias, Diego Ravelli, ha dicho que han querido hacer, por voluntad del Papa, “el funeral de un pastor, no de un soberano”. El funeral costará, según la prensa italiana, 1,5 millones de euros, que se considera austero al lado de los 5 millones que requirió el de Juan Pablo II en 2005, con dos millones de personas. La tumba del Papa, en cambio, ha sido pagada por un anónimo benefactor, según refleja su testamento.

Acuden a la ceremonia, entre otros, los Reyes de España y monarcas de otros 10 países. También el presidente estadounidense, Donald Trump; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, el mandatario francés, Emmanuel Macron, y el argentino, Javier Milei. Estarán presentes autoridades de 146 países y territorios, incluidos Palestina y Kosovo, 110 de ellos con jefes de Estado y primeros ministros. Hay 2.700 periodistas acreditados.

El funeral en la explanada de la plaza de San Pedro ofrecerá una imagen de la gente tan variada con la que se ha tratado el papa Francisco. Estarán los poderosos del mundo, una decena de casas reales y cerca de 50 jefes de Estado, pero también, a pocos metros, pobres, migrantes y necesitados que han frecuentado al Pontífice.

En las últimas horas han sido intensos los rumores y avances de posibles encuentros bilaterales improvisados entre Trump y algunos líderes, principalmente Zelenski y Von der Leyen. “Es posible”, dijo antes de subir al avión este viernes el presidente estadounidense sobre una hipotética cita con su homólogo ucranio, aunque solo confirmó una con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. No obstante, a última hora del día era Zelenski el que de pronto anunciaba que su presencia ya no era segura, debido a razones militares, según informó France Presse. Macron ya ha descartado cualquier encuentro. La Comisión Europea tampoco ha confirmado nada.

Este viernes, hasta que se cerró la basílica a las 19.00 para el rito de cierre del ataúd y ultimar los preparativos del funeral, miles de personas siguieron pasando hasta el último momento por la capilla ardiente, en largas colas de varias horas. Muchas al final no pudieron entrar.

A las 20.00 se ha cerrado el féretro en otro rito rigurosamente establecido en las normas vaticanas. El maestro de ceremonias ha extendido un velo de seda blanca sobre el rostro del Papa y ha depositado dentro del ataúd dos cosas: una bolsa con las monedas y las medallas acuñadas en su pontificado y un tubo metálico sellado que contiene el rogito, un escrito en latín donde se resume la vida y las obras del difunto, que el Vaticano suele divulgar en las horas siguientes.

Se prevé que el funeral termine hacia mediodía. Luego, el coche fúnebre con el difunto saldrá del Vaticano y seguirá en realidad el camino de la antigua Via Papalis, que en la Edad Media recorrían los pontífices para ir a caballo desde el Vaticano, tras su consagración, hasta la basílica de San Juan de Letrán, donde tomaban posesión de la sede. Pasa por todo el centro de la ciudad y el corazón de las ruinas del imperio romano. En este caso, el itinerario seguirá luego por Via Merulana hasta la basílica de Santa María la Mayor, una distancia de seis kilómetros.

En el templo le esperarán ya solo sus familiares, el círculo íntimo que lo ha acompañado estos años y unas 40 personas corrientes, gente sin recursos, inmigrantes, a los que ha ayudado estos años. Le darán el último saludo con una rosa blanca en la mano. Francisco será sepultado en una nave lateral, “en la tierra desnuda”, como había pedido, bajo una lápida de mármol de Liguria, la región italiana, con capital en Génova, de la que provenían sus abuelos. Encima está escrito Franciscus. La tumba se podrá visitar ya a partir del domingo.