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Revelan cómo los asesinos de policías en Llallagua operaban desde cuatro “trincheras” con fusiles de guerra

Los datos son el resultado del trabajo de investigación de la FELCC en la zona de conflicto, que se dio luego que el propio Morales anunciara que se trataba de la “batalla final” para lograr su habilitación como candidato a la presidencia.

Las cuatro “trincheras” empleadas por los francotiradores para victimar a los policías. Foto: Informe de la FELCC
País | ABI | 2025-06-18 08:12:01

Desde cuatro “trincheras” y con fusiles de guerra operaron los francotiradores que cegaron la vida de uno de los cuatro policías asesinados durante las protestas de los seguidores de Evo Morales en Llallagua, departamento de Potosí, reveló director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), Walter Sosa.

Los datos son el resultado del trabajo de investigación de la FELCC en la zona de conflicto, que se dio luego que el propio Morales anunciara que se trataba de la “batalla final” para lograr su habilitación como candidato a la presidencia. Los movilizados cercaron Llallagua y protagonizaron violentos bloqueos centrados en Cochabamba, que impidió el tránsito a Santa Cruz y hacia La Paz.

“Lo que hemos podido establecer son cuatro lugares donde se han podido identificar trincheras improvisadas o casamatas para realizar sus disparos”, explicó en conferencia de prensa sobre los lugares desde donde se hicieron disparos que acabaron con la vida de los policías en el punto más violento de la protesta evista.

Una de esas cuatro trincheras permitía una visión general de Llallagua, que coincide con videos que mostraban a un hombre con un arma con mira telescópica, días previas a la emboscada a los policías, según las pericias del Instituto de Investigaciones Técnico Científicas de la Universidad Policial (IITCUP).

La segundo “trinchera” permitía una visión de los puntos de acceso a Llallagua, tanto por Huanuni como por Uncía, al igual que la tercera.

El cuarto francotirador fue ubicado en un “sector estratégico”, desde donde, de “acuerdo con las pericias de balística de efectos, a partir del disparo de arma de fuego,” se hizo el disparo que segó la vida del teniente Brayam Jorge Barrozo, joven oficial de 22 años de la Unidad Táctica Delta, el 11 de junio.

“En este lugar se ha colectado una vaina servida calibre 7,62. Estas personas estaban utilizando fusiles de alto poder, vale decir, fusiles de guerra para causar bajas en nuestros efectivos policiales”, denunció Sosa.

Desde la cuarta “trinchera” hasta el lugar donde fue victimado Barrozo, se calculó una distancia de 200 metros, lo que refleja la precisión y planificación del disparo. De hecho, el chaleco antibalas del teniente fue “perforado por el proyectil de alto poder en ambos lugares, de ingreso y de salida”.

De acuerdo con los registros fotográficos de la FELCC, las “trincheras” de los francotiradores tenían la forma de un hueco para al menos una persona. En el lugar, la Policía encontró restos de comida, agua y otros insumos.

Además de Barrozo, otros dos policías y un bombero fueron “asesinados” por los seguidores de Morales, en un hecho que el comandante General de la Policía Boliviana, Augusto Juan Russo, definió como una “violencia planificada” de personas que mostraron su “desprecio por la vida” de los policías.

Se trata del teniente Carlos Apata Tola que fue capturado y golpeado hasta su muerte en Aguas Calientes. La causa de la muerte fue fracturas múltiples, entre ellas una en el cráneo.

Al igual que Apata, el bombero sargento primero Jesús Mamani Morales fue capturado por los bloqueadores en Aguas Calientes y brutalmente golpeado. La causa de su muerte fue lesión centros nerviosos superiores, hemorragia subdural, traumatismos cráneo facial cerrado por elemento contuso.

De acuerdo con las investigaciones preliminares, los policías retenidos por los bloqueadores eran desnudados y encerrados en habitaciones donde eran torturados. Sosa destacó la intervención de la médica Ingrid Beramendi, que intercedió para recuperar el cuerpo de Mamani.

A ellos se suma el tendiente Cristian Calle Alcón. Su cuerpo fue encontrado en la localidad de Tacopaya, en la carretera entre Oruro y Cochabamba con múltiples traumatismos craneoencefálicos que han provocado la muerte de esta persona, pero, además, sus secuestradores le hicieron explotar una dinamita en el vientre.

A los tres policías y el bombero, se suman dos víctimas civiles: Cornelio Franco Ramírez, de 28 años de edad, en Tacopaya, Cochabamba, que falleció por dos disparos de un arma de calibre 22, un rifle de salón de uso civil, y en Llallagua, Potosí, murió el estudiante de secundaria Vladimir Aguilar Choque, de 18 años, a causa de la brutal golpiza que le propinaron los movilizados evistas.

En ambos casos, Sosa indicó que se manejan tres hipótesis: una, que fueron confundidos con infiltrados por los manifestantes; dos, que tendrían algún tipo de rivalidad, y tres que se pretendía “inculpar a la Policía de estas muertes”.

Las protestas de los seguidores de Morales dejaron 203 personas heridas, de las cuales 108 son policías, 16 profesionales de salud y 79 civiles, además se aprehendieron y detuvieron a 143 personas y se secuestró cerca de Bs 200.000, de los que Bs 97.000 en Llallagua y Bs 107.000 en Parotani (Cochabamba), que se presume era para financiar las protestas porque sus portadores no supieron explicar ni la procedencia ni el destino.

También se incendió un bus que transportaba a los policías. Sosa aseguró que las investigaciones como los procesos para dar con los autores intelectuales y materiales de los asesinatos continuarán.