
Las visiones antagónicas de los presidentes de Argentina y Brasil sobre el Mercosur chocaron este jueves en la cumbre de jefes de Estado del bloque sudamericano celebrada en Buenos Aires. Javier Milei, el anfitrión del encuentro, señaló que los integrantes del bloque sudamericano deben dejar de pensar ese espacio común “como un escudo que nos proteja del mundo y pensarlo como una lanza que nos permita penetrar en los mercados internacionales”. Luiz Inácio Lula da Silva le respondió pocos minutos después: “Cuando el mundo se muestra inestable y amenazador, es natural buscar refugio donde nos sentimos seguros. Para Brasil, Mercosur es ese lugar”. El saludo entre ambos había sido frío, sin sonrisas, y sus parlamentos continuaron por caminos paralelos, sin cruzarse excepto en el interés mutuo por los acuerdos de libre comercio que Mercosur negocia en medio de la guerra tarifaria mundial decretada por Donald Trump.
Milei, admirador confeso de Trump, quiso seguir sus pasos y lanzó una advertencia que algunos interpretaron como un órdago. “Emprenderemos el camino de la libertad acompañados o solos”, disparó el líder ultra en la mesa que compartía con los demás presidentes del bloque: el paraguayo Santiago Peña, el uruguayo Yamandú Orsi y el boliviano Luis Arce. Antes había criticado la pérdida de rumbo del Mercosur: “Si bien fue creado con nobles intenciones, el norte se fue empantanando, privilegiando solo a algunos sectores, favoreciendo una estructura elefantiásica. Se incumplió el objetivo inicial, de mercado y de común quedó cada vez menos”.
Los otros mandatarios dejaron sin respuesta la amenaza de Milei. El presidente argentino no es Trump ni tiene capacidad para imponer condiciones de forma unilateral, pero, además, su discurso a favor del libre comercio choca con el del presidente estadounidense, defensor de imponer muros arancelarios. El entusiasmo de Milei por lograr un acuerdo de libre comercio entre Argentina y Estados Unidos ha perdido fuerza, mientras Mercosur parece estar cada vez más cerca de culminar el acuerdo con la Unión Europea que negocia desde hace 25 años y que supondría la creación de la zona comercial más grande del mundo. Ya está firmado, pero falta que lo ratifique cada uno de los países miembros, un proceso largo y complejo.
Este jueves, Lula anticipó con optimismo que el pacto con la UE se cerrará de forma definitiva antes de fin de año, durante la presidencia pro tempore que acaba de asumir Brasil. Puso el mismo plazo para la aprobación del acuerdo con la Asociación Europea de Libre Comercio (Efta), un bloque integrado por Islandia, Noruega, Lichtenstein y Suiza, cuatro países extracomunitarios. El punto final de las negociaciones con la Efta se conoció este miércoles, en la víspera de la cumbre.
Los analistas coinciden en que esos acuerdos son claves para la supervivencia de un Mercosur paralizado por la falta de consensos internos y sometido a cada vez más críticas internas. “Sin un acuerdo con alguna región relevante no hay ninguna garantía de que el bloque se sostenga ante la tentación de negociaciones individuales que, si bien son en peores condiciones, podrían ser más ágiles”, señala el experto en relaciones internacionales Martín Schapiro.
El presidente de Paraguay expresó su frustración por la falta de concreción de los acuerdos y conminó a sus pares a mostrarse unidos: “Si no tomamos la decisión de que queremos un Mercosur fuerte, esto no va a pasar”. Peña pidió a Lula que Brasil lleve el barco en esa dirección en los próximos seis meses.
El presidente brasileño, considerado un hábil negociador, aceptó una ampliación de la lista de bienes excluidos del arancel externo común que da margen a Milei para negociar con Estados Unidos y se mostró también dispuesto a estudiar en los próximos meses la creación de una Agencia de una agencia contra el delito trasnacional propuesta por el presidente argentino.
La declaración conjunta final mostró las grandes diferencias que hacen crujir al bloque. Milei no encontró consenso para incluir una condena a las autoridades venezolanas y a las detenciones arbitrarias que llevan a cabo y tuvo que contentarse con incluirla en su discurso, en el que exigió la inmediata liberación del gendarme argentino Nahuel Gallo, arrestado siete meses atrás. En cambio, sí quedó subrayada la necesidad de fortalecer la cooperación en materia de seguridad para combatir las organizaciones criminales transnacionales y el terrorismo.
Medio ambiente y derechos humanos
La Presidencia brasileña de Mercosur impondrá una agenda muy distinta a la de Milei. El foco se mantendrá en fortalecer el comercio tanto entre los socios del bloque como con mercados externos, pero además buscará posicionar al Mercosur como un actor central contra el calentamiento global y la transición energética, en el desarrollo tecnológico y en la promoción de derechos de los ciudadanos. Al desarrollar esos puntos, Lula criticó el “negacionismo ambiental”, en alusión a la postura que defiende el Gobierno argentino respecto al cambio climático, y subrayó la necesidad de fortalecer el Instituto de Derechos Humanos del Mercosur, desfinanciado por Milei.
Las diferencias entre los mandatarios de Argentina y Brasil en la cumbre continuaron fuera de ella. Milei mantuvo reuniones bilaterales con Orsi y con el presidente de Panamá, José Raúl Mulino. Lula, que aprovechó el viaje para ir a visitar a la líder de la oposición peronista, Cristina Kirchner, en prisión domiciliaria.