
Lo que comenzó como una obra de mantenimiento en el carril de bajada de la avenida Costanera, a la altura de la calle 16 de Obrajes de la ciudad de La Paz, derivó en una intervención de emergencia de gran escala por un serio daño estructural en los muros de contención de la zona de Següencoma, que pone en riesgo la estabilidad de al menos 150 viviendas.
“Al identificar una patología de deformación en la capa de rodadura en el asfalto, descubrimos una constante saturación del suelo por aguas sanitarias que se conectaron clandestinamente en nuestro sistema”, explicó el secretario municipal de Infraestructura Pública, Guilherme Tortato, en entrevista con Bolivia Tv.
El equipo técnico detectó una deformación anormal en el pavimento, lo que motivó estudios de laboratorio que revelaron una saturación permanente del suelo; la causa son las filtraciones de aguas sanitarias provenientes de conexiones clandestinas en la parte alta del sector.
“El daño era severo en las vigas de arriostre, componentes fundamentales para transmitir esfuerzos entre pilotes”, indicó.
Tortato dijo que la mezcla de aguas pluviales con aguas servidas generó un deterioro químico acelerado del hormigón, alcanzado los muros de contención que estabilizan el talud en esta zona del sur paceño.
“En pocas palabras, que el muro está flotando y que no hay nada que lo agarre al suelo. Cualquier movimiento haría que el muro se desplace en su totalidad, poniendo en riesgo todas las viviendas que están aquí en el sector superior de Següencoma”, advirtió.
Frente al hallazgo, la Alcaldía de La Paz determinó demoler toda la estructura comprometida y reconstruirla desde sus cimientos. Se reinstalarán vigas de arriostre, nuevos pilotes y se canalizarán correctamente las aguas residuales.
“El trabajo ahora es una reconstrucción estructural completa de la estabilización del sector. No solo se trata de cambiar asfalto, hay que rehacer el paquete estructural de un metro y medio de profundidad. Superará los tres millones de bolivianos y tomará al menos cuatro meses”, precisó el secretario municipal.
Es decir que el tránsito vehicular por el carril de bajada de la Costanera permanecerá cerrado durante agosto, septiembre, octubre y noviembre.
Según Tortato, en 2017 o 2018, se habría producido un evento geodinámico severo que comprometió la estabilidad del terreno; sin embargo, en esa oportunidad solo se ejecutó un trabajo superficial.
Advirtió que, si no se soluciona el problema antes de la temporada de lluvias, el riesgo de deslizamiento será real.
Viviendas en peligro
De acuerdo con la alcaldía, al menos 150 viviendas están vinculadas al sector afectado. Hasta el momento ya se canalizaron las aguas residuales de seis viviendas. Sin embargo, se pide a los demás propietarios colaborar con la reconducción adecuada de sus desechos sanitarios para evitar un colapso mayor.
“Son decenas de viviendas las que están en riesgo de deslizamiento. Es muy oportuno el momento que hemos descubierto esta situación. Ahora nos corresponde nada más que reconstruir y trabajar”, precisó Tortato.