El arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue, exhortó este domingo a los servidores públicos a ejercer sus funciones con humildad y dejar de lado la prepotencia, la soberbia y el orgullo. Recordó que el poder no es un privilegio personal, sino un mandato para servir a los demás.
Durante su homilía dominical, citó el libro del Eclesiástico: “Cuanto más grande seas más humilde debes ser y así obtendrás el favor del Señor, porque el poder del Señor es grande y él es glorificado por los humildes”.
A partir de esa enseñanza, instó a reflexionar sobre la relación con Dios y con los demás, en un contexto social que demanda un comportamiento guiado por la sencillez, la inteligencia del corazón y la sabiduría.
Leigue aclaró que la humildad no significa callar frente a las injusticias, sino saber cómo expresarse cuando las cosas no están bien. “No es un poder por el poder, porque lo tengo, sino porque quiero. Si tengo el poder es porque me han dado un mandato para poder servir a los demás, cuanto más un servidor público. Alguien lo puso ahí para que ayude, para que trabaje”, sostuvo.
En ese sentido, pidió a los funcionarios actuar sin prepotencia ni revanchismo, y más bien cultivar la humildad en el servicio cotidiano. “Sé humilde en todo y el resultado verás después. Yo invito a que sigamos meditando esta palabra del Señor porque él nos habla directo, porque él nos quiere y quiere que hagamos las cosas como él espera que las hagamos”, expresó.
Finalmente, pidió fortaleza para que quienes ejercen cargos públicos trabajen con responsabilidad, amor y compromiso hacia la sociedad.
