En el duelo estelar de la quinta jornada de la Liga de Campeones, entre dos de los últimos tres equipos que seguían invictos, el Arsenal derrotó 3-1 al Bayern Múnich y le propinó a los bávaros su primera caída de la temporada. El triunfo, unido a la derrota del Inter ante el Atlético de Madrid, deja a los Gunners como líderes solitarios de la liguilla con puntaje perfecto: 15 unidades en cinco fechas.
El partido confirmó que una de las armas más letales del Arsenal es la pelota parada. Y cuando el equipo de Mikel Arteta ejecuta su libreto con precisión quirúrgica, resulta casi indefendible. Así llegó el 1-0: en un córner servido al primer palo por Bukayo Saka, cinco jugadores londinenses bloquearon la salida de Manuel Neuer y el neerlandés Jurrien Timber apareció para cabecear al fondo de la red a los 22 minutos.
El Bayern respondió con carácter y, en su primera llegada clara, encontró la igualdad. Joshua Kimmich lanzó un cambio de frente perfecto para Serge Gnabry, cuyo centro al punto penal fue capitalizado por el juvenil Lennart Karl, que fusiló a David Raya con una media volea al 32’. El mediocampista, de apenas 17 años, sumó así su segundo gol en la Champions y continúa consolidándose como una de las mayores promesas del club bávaro.
En la segunda mitad, el Arsenal subió líneas y apostó por su habitual presión alta, una propuesta que dio frutos. Una recuperación de Declan Rice en la salida alemana inició una transición rápida que terminó en un centro de Riccardo Calafiori y la definición de Noni Madueke para el 2-1 a los 70’.
La superioridad londinense quedó sellada a los 77’, cuando Gabriel Martinelli —que había ingresado desde el banquillo— culminó otra contra perfecta para el 3-1 definitivo, un golpe del que el Bayern ya no pudo reponerse.
