Internacional

Culpan a Putin por muerte de una mujer británica

Una investigación independiente determina que el presidente ruso tiene responsabilidad moral en el fallecimiento de Dawn Sturgess tras el ataque contra el exespía Sergei Skripal en 2018.

Internacional | Agencias | 2025-12-04 22:51:00

El presidente ruso, Vladímir Putin, fue considerado “imprudente” y con “responsabilidad moral” por la muerte en 2018 de la británica Dawn Sturgess, víctima del agente nervioso Novichok, según una investigación independiente presentada este jueves en Londres.

Dawn Sturgess, de 44 años, falleció tras entrar en contacto con un frasco de perfume que contenía la sustancia tóxica, desechado en la localidad de Amesbury, cerca de Salisbury, en el centro de Inglaterra.

Lord Hughes de Ombersley, presidente de la investigación, aseguró que la atención médica recibida por Sturgess fue “totalmente adecuada” y que ningún tratamiento podría haber salvado su vida.

La muerte de Sturgess ocurrió después del intento de asesinato del exespía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia en marzo de 2018, quienes también fueron envenenados con Novichok en Salisbury, aunque lograron recuperarse tras ser hospitalizados.

La investigación concluyó que el ataque contra Skripal debió haber sido autorizado al más alto nivel por el presidente Putin, y que los agentes del GRU Alexander Petrov y Ruslan Boshirov “actuaron siguiendo instrucciones” durante la operación.

“La conducta de Petrov y Boshirov, sus superiores en el GRU y quienes autorizaron la misión, incluyendo, según he comprobado, al presidente Putin, fue asombrosamente imprudente. Ellos y solo ellos tienen la responsabilidad moral de la muerte de Dawn”, afirmó Lord Hughes.

El informe subraya que desplegar un agente nervioso altamente tóxico en una ciudad como Salisbury fue un acto previsible de riesgo, y que dejar el Novichok camuflado en un frasco de perfume aumentó drásticamente la posibilidad de víctimas inocentes.

Tras regresar a Rusia, Petrov y Boshirov declararon a medios estatales que su visita al Reino Unido fue breve y turística, limitada a la catedral de Salisbury, aunque la investigación británica sostiene que el ataque fue una demostración pública del poder ruso.

Lord Hughes agregó que el ataque no solo buscaba vengar a Skripal, sino enviar un mensaje claro a nivel internacional y nacional sobre la determinación de Rusia de actuar en defensa de sus intereses.

Como consecuencia, el Reino Unido anunció nuevas sanciones contra Rusia, incluyendo a la agencia de inteligencia militar GRU, y citó al embajador ruso. El primer ministro Keir Starmer señaló que los hallazgos “son un grave recordatorio del desprecio del Kremlin por las vidas inocentes”.