
Boca Juniors cerró su año futbolístico con otra frustración. El Xeneize quedó eliminado este domingo en las semifinales del Torneo Clausura tras caer 1-0 ante Racing Club en Avellaneda, un resultado que no solo lo dejó sin la posibilidad de pelear por el título, sino que además tuvo un impacto directo en el destino internacional de su clásico rival.
River Plate necesitaba que el equipo de Claudio Úbeda se consagrara campeón para acceder, por la tabla anual, al repechaje de la Copa Libertadores 2026. Sin ese título de Racing, el conjunto dirigido por Marcelo Gallardo quedó automáticamente desplazado a la Copa Sudamericana, un golpe duro para un club habituado a competir en el máximo escenario continental.
La clasificación al segundo torneo en importancia de Sudamérica representa un retroceso deportivo y económico para River, que en los últimos mercados invirtió fuerte para mantener un plantel competitivo pensando justamente en la Libertadores. La ausencia en 2026 también afectará sus ingresos y lo dejará sin la posibilidad de sumar puntos para la clasificación al Mundial de Clubes 2029.
La caída tiene además un matiz histórico: River había disputado 11 ediciones consecutivas de la Libertadores, una racha que abarcó casi en su totalidad el exitoso ciclo de Gallardo. Luego, Martín Demichelis clasificó al equipo para las ediciones 2024 y 2025, manteniendo la continuidad internacional.
Ahora, más de una década después, es el propio Gallardo quien queda asociado al final de ese ciclo de presencia ininterrumpida en el torneo continental. El Millonario deberá reacomodarse y encarar la próxima temporada con un escenario completamente distinto al que imaginaba meses atrás.