George Washington, nacido el 22 de
febrero de 1732 en la colonia de Virginia, es ampliamente reconocido como uno
de los padres fundadores de los Estados Unidos y su primer presidente.
Proveniente de una familia acomodada, aunque no noble, Washington destacó desde
joven por su sentido de responsabilidad y liderazgo. Su carrera comenzó en la
milicia británica durante la Guerra Franco-India, donde adquirió habilidades
militares y estratégicas que más tarde serían esenciales en la Guerra de
Independencia de los Estados Unidos.
Durante la Revolución Americana,
Washington fue nombrado comandante en jefe del Ejército Continental. A pesar de
las enormes dificultades, como la falta de recursos y un ejército inexperto,
lideró con determinación. Uno de sus mayores logros fue la victoria en Yorktown
en 1781, una batalla decisiva para asegurar la independencia de Estados Unidos.
Tras la guerra, aunque deseaba retirarse
a su finca en Mount Vernon, Washington fue llamado nuevamente al servicio
público. En 1789, se convirtió en el primer presidente de los Estados Unidos,
desempeñando este cargo durante dos mandatos. Su liderazgo en estos años sentó
las bases de una nación joven y frágil. Además, su decisión de no postularse
para un tercer mandato estableció un precedente crucial para la democracia
estadounidense.
En su vida personal, Washington se
distinguió por su humildad y sentido del deber. Aunque fue propietario de
esclavos durante gran parte de su vida, en sus últimos años comenzó a
cuestionar la esclavitud y, tras su muerte, liberó a los que trabajaban en su
plantación.
En 1799, Washington contrajo una grave afección respiratoria, posiblemente una faringitis severa o una infección relacionada. A pesar de los limitados recursos médicos de la época, falleció el 14 de diciembre de 1799 en Mount Vernon, rodeado de su familia. Su muerte marcó el final de una era, pero su legado de liderazgo, integridad y sacrificio sigue siendo una fuente de inspiración en todo el mundo.