El Manchester City es nuevo líder de la Premier League. Tras ponerse en lo más alto de forma provisional el sábado, el justo empate entre Arsenal y Liverpool (2-2) en el Emirates mantuvo al actual campeón en la primera plaza.
No tenía muchas alternativas Mikel Arteta para decidirse por el once. Las bajas importantes de jugadores lesionados como Odegaard y Calafiori, además de la sanción a Saliba, condicionaron un once titular que vio como novedad en sus laterales a Thomas Partey y Timber, que lejos de ser un lastre, cumplieron por encima de lo esperado durante el primer tiempo. Controlaron a Luis Díaz y Mohamed Salah, las estrellas de un Liverpool en el que Arne Slot no hizo inventos pero que fue algo inferior que los ‘gunners’, muy apoyados por su afición.
Un partido que se pudo dinamitar muy pronto. Saka celebró su vuelta tras lesión con un golazo de crack. Se desmarcó a la espalda recibiendo un gran balón de White, recortó rompiendo la cintura a Robertson y la rompió por el palo donde estaba Kelleher (9’). Una estocada que no tuvo tanto efecto como el esperado en el Liverpool, que no perdió la calma, guiado por las instrucciones de Van Dijk, y quiso tomar la iniciativa. Le costó, especialmente por el buen trabajo de Declan Rice, experto recuperador de balones, y el sacrificio de sus compañeros para desconectar a Díaz y Salah. Lo único de mérito que hizo el egipcio fue un tiro lejano que casi sorprende a Raya.
Aun así, el cuadro de Arne Slot demostró tener recursos dando de su propia medicina al Arsenal. Empató de saque de esquina el Liverpool ante el que mejor juega el balón parado de toda la Premier League. La peinada de Díaz en el primer palo fue clave para que Van Dijk rematara a placer y equilibrara la balanza (18’). Muchos minutos por delante y también demasiado respeto, pues ambos equipos midieron muy bien sus jugadas, sin tomar excesivos riesgos más allá de Saka, que estaba decidido a dejar huella en el partido. Empujado por la fe de su capitán, el Arsenal fue ganando poco a poco terreno, merodeando el área de Kelleher y oliendo el premio. Llegó justo antes del descanso, obra de Mikel Merino, que se estrenó como goleador ‘gunner’ en un partido de categoría. El español, que había dado el susto hacía unos cuantos minutos por un dolor en el hombro, se la devolvió al Liverpool con un testarazo de estrategia, tras un balón puesto con mimo por Declan Rice (43’).
Lo que había demostrado hasta el momento el conjunto de Slot no era suficiente para decir algo en el partido y algo tenía que cambiar. Así fue. Aunque con todavía problemas para generar jugadas por dentro, el Liverpool salió con otra cara y poco a poco fue cerrando al Arsenal, que encima se sintió afectado por la lesión de Gabriel, dejando a la defensa tocada, y la cosa se puso peor cuando Timber pidió también el cambio. No tenía mucho trabajo Raya, pero Luis Díaz, al que cambió de forma inesperada Slot, y Salah empezaron a aparecer cada vez más. Era una pelea de desgaste, y cuando pareció que ya no daba más de sí el Liverpool, llegó el empate. Culpa en parte del Arsenal, que sintió que era su momento y estiró las líneas y a la contra mató el de siempre. Jugó un precioso balón Alexander-Arnold al espacio para Darwin y este se la cedió a placer a Salah, donde no falla (81").
La incertidumbre se apoderó del partido en los últimos minutos. También los nervios, pues de fútbol más bien poco. Quiso más el Arsenal, pero no lo mereció. Pagó su conformismo con un solo tanto de ventaja y eso, sumado a su falta de pegada, fue demoledor para dejar escapar dos puntos.
