Por cuarta semana consecutiva, Israel mantiene bombardeos de gran intensidad sobre el norte de Gaza. El ritmo de esa ofensiva, con cientos de muertos, según fuentes sanitarias locales, no se ve afectado por la recuperación de las negociaciones en Doha para una posible tregua, la muerte en combate del máximo jefe de Hamás, la crisis humanitaria que sacude a cientos de miles de personas o las presiones internacionales sobre el Gobierno que lidera el primer ministro Benjamín Netanyahu. Es casi siempre por las noches cuando la aviación israelí descarga sus proyectiles sobre zonas habitadas por civiles y que, según la versión oficial del Estado judío, son escudos humanos empleados por la resistencia armada palestina en torno a sus centros de mando. El último escenario de esta ofensiva ha sido una zona residencial de Beit Lahiya, en el norte de la Franja. Según el Ministerio de Sanidad de Hamás, al menos 60 personas han perdido la vida, por otras 17 que permanecen desaparecidas y 150 heridos.
El objetivo de este nuevo bombardeo ha sido un edificio de cinco plantas. Una parte importante de las víctimas son mujeres y niños, como la mayoría de los más de 43.000 muertos en el enclave durante la presente guerra, según reconocen las autoridades locales y los cálculos de la ONU. Las últimas semanas de asedio han mermado la ya escasa capacidad de atención de los hospitales, adonde con frecuencia es imposible trasladar a los heridos y los muertos por la presencia de militares o los ataques. La ofensiva israelí se mantiene al mismo tiempo que apenas llega ayuda humanitaria a la población local, que, en algunos casos, abandona esa área septentrional de la Franja empujada por las órdenes de evacuación forzosas del ejército.
La mayor crisis humanitaria de la Franja coincide con la aprobación a última hora del lunes de dos leyes en el Parlamento de Israel que prohíben las actividades de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, según sus siglas en inglés), el principal organismo encargado de la atención a la población gazatí.
El hospital Kamal Adwan ha sido uno de los objetivos de las tropas de ocupación en los últimos días. Se trata de uno de los tres principales centros que tratan de hacer frente, sin apenas medios, a los cientos de heridos y cadáveres que les llegan. Tras días de asedio, los militares lo tomaron durante unas horas el pasado fin de semana. Se sucedieron las imágenes de decenas de hombres de todas las edades obligados a quedarse en calzoncillos en medio de los escombros que rodean el lugar. Se llevaron a cabo detenciones e interrogatorios. El propio director del hospital, Husam Abu Safieh, fue uno de ellos. “Me han arrestado y me han interrogado. Después, me llevaron al hospital, donde detuvieron a 31 miembros del personal médico. Ayer mataron a mi hijo de 21 años”, respondió a EL PAÍS por mensaje el domingo tras 48 horas sin hacerlo.
Los vídeos grabados por periodistas locales muestran a Safieh son su bata blanca transportando la camilla con el cuerpo y llorando sobre el cadáver del joven antes de proceder al funeral. Los vídeos del interior de las instalaciones muestran un gran desorden así como importantes daños.
El ejército informó el lunes de la detención de un centenar de miembros de la resistencia armada, “terroristas”, según la versión oficial israelí, durante una “operación precisa contra un bastión terrorista de Hamás” en el hospital. Dijeron que habían hallado durante la redada armas, dinero en efectivo y documentos pertenecientes al conocido como Movimiento de Resistencia Islámica. Acusaron, además, a integrantes de Hamás de disfrazarse de personal sanitario. El ejército israelí publicó también un vídeo en el que, supuestamente, un conductor de ambulancia del Kamal Adwan con el rostro borroso para no ser reconocido y cuya identidad se desconoce reconoce que Hamás operaba en las instalaciones.
Uno de los facultativos que permanecía desaparecido era el cirujano Mohamed Obaid, otro de los detenidos durante la redada militar israelí en el Kamal Adwan y que trabaja con Médicos Sin Fronteras (MSF). Esta ONG había perdido el contacto con él el viernes. Dos días antes informó a este diario por última vez de la situación en el norte de Gaza, después de que su casa fuera atacada y tuviera que refugiarse con su familia en el hospital Kamal Adwan tras llevar semanas ejerciendo en otro centro, el Al Awda. “No encuentro palabras para describir esta horrible situación”, lamentó.
MSF ha recibido confirmación de que Obeid se encuentra actualmente detenido por las fuerzas israelíes. La organización está en contacto con las autoridades israelíes y sigue pidiendo la seguridad y protección de su compañero, así como de todo el personal médico de Gaza.
Israel mantiene también en Líbano una fuerte ofensiva. Los bombardeos durante la noche en el valle de la Beká, en el este de Líbano, han causado la muerte de más de 60 personas en varias localidades, según ha informado el gobernador del distrito, que afirma que ha sido la madrugada más sangrienta en más de un año de conflicto en la zona. Según Israel, en las últimas horas ha atacado 110 objetivos de Hezbolá en el sur del país, aunque no ha especificado dónde, sin mencionar ataques en el valle.
El gobernador del distrito del valle de la Beká, Bachir Jodor, ha cifrado en 67 los fallecidos en una docena de localidades, con más de 120 heridos. Sostiene que el ejército no emitió órdenes de evacuación en ningún caso y que la cifra de víctimas puede aumentar, dado que los servicios de emergencias siguen esta mañana buscando víctimas entre los escombros de los edificios afectados. “Eso incluye solo a la gente cuyos cuerpos han sido extraídos de los escombros, todavía no tenemos un balance final. Este es el día más violento para el valle de la Beká en el último año”, ha declarado Jodor a la agencia Reuters.