
En el octavo día consecutivo de movilizaciones en rechazo al Decreto Supremo 5503, que eliminó la subvención a los carburantes, la Central Obrera Boliviana (COB) protagonizó nuevamente una jornada de tensión en el centro de La Paz. Las protestas, que reúnen a mineros, maestros y otros sectores sindicales, derivaron en enfrentamientos con la Policía Boliviana, detonación de cargas de dinamita y el uso de gases lacrimógenos por parte de los efectivos policiales.
La marcha, concentrada alrededor de las calles Mercado y Ayacucho, buscó avanzar hacia la plaza Murillo, epicentro del poder político boliviano. Allí, los manifestantes intentaron cruzar vallas de seguridad instaladas por la Policía para proteger el acceso a la Vicepresidencia y otros edificios estatales, lo que desencadenó forcejeos entre mineros y efectivos policiales.
Según fuentes sindicales, los mineros detonaron dinamita y lanzaron petardos en varios puntos de la movilización como forma de presión, aunque autoridades policiales respondieron con gases lacrimógenos y balines de goma para dispersar a los movilizados e impedir su avance.
El dirigente de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, Andrés Faye, calificó la intervención como una interrupción de una “marcha pacífica” y exigió al Gobierno abrir mesas de diálogo para atender las demandas del sector. Al mismo tiempo, admitió el uso de explosivos por parte de los manifestantes en el desarrollo de la protesta.
En el marco de estas protestas, también se reportó el hallazgo de un artefacto explosivo sin detonar en las cercanías del edificio de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), presuntamente lanzado durante las movilizaciones, lo que motivó la intervención de unidades especializadas para su retiro seguro.
Las movilizaciones se producen en medio de la intensificación de acciones de protesta, que incluyen piquetes de huelga de hambre instalados en distintos puntos de la ciudad, y reflejan el creciente rechazo de varios sectores sociales a las políticas que ajustan subsidios a combustibles.
Hasta el momento, no se han reportado cifras oficiales de heridos o detenidos de manera amplia, mientras el conflicto entre los sindicatos y el Gobierno continúa sin resolverse y las calles del centro paceño se mantienen bajo un fuerte despliegue policial.